UN PUNTO EN MI VIDA.

El timbre sonó con insistencia. Abrí la puerta y apareció él, que con su mirada parecía querer decirme algo. Los primeros instantes de un encuentro suelen ser así, él suele hablar con la mirada, sus ojos te dicen todo aquello que su voz no es capaz de articular. Acurrucado en el umbral de la puerta, se resiste a entrar en casa, como si una oculta o misteriosa fuerza tirara de él . Cuando por fin traspasa el umbral, muestra como si fuera un trofeo, la tirita que lleva adherida al brazo. Continúa sin pronunciar palabra. Unos minutos antes le habían extraído sangre para un análisis. Le pregunto por la tirita que muestra con orgullo, como un trofeo, y él contesta con monosílabos. Busca del abrazo el calor de su abuela , a continuación abarca con sus bracitos mi cuello, y experimento la ternura más dulce que una persona puede sentir.