ANIVERSARIO

Está a punto de cumplirse un año desde que pasé, después de 39 ciclos, a formar parte del ejército de pensionistas que pueblan este país. El balance de este prometedor año no ha sido lo que yo esperaba de él, aunque tampoco, salvo contados momentos, no ha sido tan malo. Comencé con entusiasmo, pero la realidad ha ido poniendo freno a ese arrebato. La ansiada libertad no se ha hecho presente y nuevas ataduras me han mantenido alejado de lo que eran mis espectativas. Queda visto definitivamente que la libertad, en el sentido absoluto de la palabra, no existe. Siempre estamos condicionados por una circunstancia u otra. En cualquier caso me doy por satisfecho y continuo proyectando para este segundo año, nuevas y renovadas ilusiones, y con una importante novedad, el nacimiento de mi segundo nieto, el mejor acontecimiento que podría esperar.