Sus piecitos alados van ligeros,
camino del colegio en su carrera.
Marcha veloz para llegar primero,
en un juego infantil, a su manera.
Camino del colegio va corriendo,
y una risa infantil su cara lleva.
¡Abuelo corre, que ya están abriendo!,
el timbre de su voz de nuevo suena.
Al llegar a la esquina para en seco,
me requiere anhelante su mirada.
Gira su cabecilla y va diciendo,
¡Abuelo corre, que está la puerta abierta!
Al llegar a la puerta, en un momento
busca con su mirada mi respuesta,
y yo rápidamente le contesto,
¡Vete ya Íker, está la fila puesta!
Precioso poema, dulce y entrañable.
ResponderEliminarYo, que tengo a mis nietos celebro tus versos como un regalo, sintiendo lo que tu sientes.
Un abrazo amigo.
Delicioso poema lleno de ternura.
ResponderEliminarEs de una belleza increíble imaginar la escena.
Un abrazo, Enrique.