Vemos como la vida se va abriendo paso inexorablemente y un bucle infinito nos transporta en su cinta sin solución de continuidad.
Siento sus bracitos alrededor de mi cuello, y una mirada picarona busca a su abuela con una sonrisa de complicidad. Sus padres contemplan la escena con una serena felicidad; y él, sintiéndose el centro de todas las miradas, insiste, una y otra vez, en sus abrazos.
Son tres años de abrazos.
¡Corre abuelo, que vienen!
Sus pasitos alados
trazan surcos al aire.
Gira su cabecita.
Su risa me conmueve.
Su mirada me busca
para que con él juegue.
¡Corre abuelo, que vienen!
Y su frágil figura
se dibuja en el aire;
y una voz con dulzura
me requiere al instante.
¡Corre abuelo, que vienen!
Yo, con honda fatiga,
respiro jadeante.
Él, se para y me espera,
luego, sigue adelante.
¡Corre abuelo, que vienen!
¡Vamos, que no te alcancen!
Una entrada que rebosa ternura, se ve la felicidad a través de tu poesía. La emoción las sensaciones que despierta tu nietecito en ti, están plasmadas en tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, llegué a tu blog por un contacto en común, me pareció muy bueno. Voy a seguirte.
ResponderEliminarAprovecho la oportunidad para invitarte al mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
Hermoso poema, ¡corre abuelo que vienen!.Lleno de ternura, ,detener esos momentos, Disfrutarlos, esos enanos entrañables¡cuantos motivos tenemos para ser felices!.
ResponderEliminarUn abrazo
Vive esos momentos maravillosos Enrique, y sellalos con fuerza indeleble en tu corazón.
ResponderEliminarTernura hay hoy aquí por todas partes, FELICIDADES.
Un abrazo.