Sentimiento confusos me atenazan.
Me aprisionan cadenas.
No alcanzo la esperanza.
Del yugo desasirme ya no puedo.
Por no querer, no quiero ni alcanzarla.
Siento dolor por no comprender nada.
De sueños pesarosos me despierto.
Me duele el corazón, me duele el alma,
sumido en el más hondo desconcierto.
En triste despertar oigo un lamento
que me hiere y me perfora el alma.
Cierro los ojos y huyo del tormento
y de la desazón que me taladra.
¿Por qué una y otra vez caigo en la trampa?
¿ Por qué cometo errores que lamento?
Al día, a la semana, en un momento
me encuentro con la red, sin esperarla.
Palabras me traicionan, y se escapan
rompiendo la armonía y el silencio.
Y clavan las espinas en el alma
que hacen sangrar la herida al descubierto.
Versos preciosos , bien compuestos, pero llevas llena de tristeza el alma.
ResponderEliminarDe nuevo te repito, mira en torno a ti, cuanta vida para vivir , cuanta esperaza
Un abrazo amigo
Alegria y tristeza van de la mano, imposible sentir la una sin que la otra ande cerca. Es bueno sacar afuera estos sentimientos de impotencia y contradición que también pueblan nuestra alma y suelen estar en el incosciente.
ResponderEliminarUn abrazo Enrique.
Gracias amigos.
ResponderEliminarEs un poema muy triste.
ResponderEliminarLa carga emotiva es tan fuerte que no veo ni un ápice de esperanza.
De los errores se aprende y salimos fortalecidos.
Siempre me he dicho a mí misma que no quiero dejar de cometer errores y de ser totalmente imperfecta, porque dejaría de tener metas para el segundo siguiente.
Un abrazo, Enrique.