
De una risa infantil, llena de vida,
érase una mujer enamorada.
De unos ojos de infantil mirada
y de una voz de acordes esculpida.
Sueña con su presencia cada día,
mientras sufre impaciente su llegada.
Espera ver su cara sonrosada,
y sus ojos radiantes de alegría.
Cuando lo atisba, allá en la lejanía,
su corazón, latiendo a borbotones,
quiere escapar del pecho en estampida.
Sus ojos, de ansiedad llenos, lo miran.
Y al abrazarlo, un halo de colores
inunda su mirada, antes perdida.
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