MAÑANA DE INVIERNO
Amanecer de enero. Mañana fría.
Una tenue niebla difumina el ambiente.
Y un viso diferente le da al día
el aire denso de humedad hiriente.
El sol, perezoso, aún no ha salido.
A resguardo del gélido relente
ha aplazado su cita. No ha querido
iluminar el cielo con su frente.
Los árboles desnudos y ateridos,
con la pérdida de hojas aún reciente,
esperan impacientes y aturdidos
la visita de un sol que los despierte.
El campo hiberna. Diríase estar dormido.
Sólo aparecen, aislados brotes verdes
que jalonan el ocre de la tierra,
y que quieren dar vida a un campo inerte.
26 de enero de 2011
Hay quienes aseguran que no quieren a los inviernos porque son fríos y tristes...
ResponderEliminarY hay para quienes tienen encanto. Son acogedores, congregan a las gentes alrededor de ambientes caldeados, invitan a la tertulia a las buenas compañías, a salir a pasear bien abrigados, a pisar nieve, a ver la helada, a sus colores, a sus fiestas..., ¿Qué serían los años sin sus etapas estacionales?
Precioso poema. Saludos.
Precioso poema Enrique.
ResponderEliminarMe ha encantado desde la primera palabra.
Pronto llegará la primavera y pintará de colores el universo.
Un beso.
que hermoso paisaje me hiciste imaginar
ResponderEliminar