Un blog donde la reflexiones del día a día tratan de buscar el sentido de la vida. En esta última entrada sobre el SOLSTICIO DE VERANO.
sábado, 15 de enero de 2011
Un día de playa.
Estamos en enero, ¡quién lo diría!. Hoy el día ha amanecido primaveral. El fresco agradable de la mañana ha ido dando paso a un cálido sol que iluminaba a un cielo azul intenso. Era el momento de hacerle una visita al mar. El cielo y el mar competían en lucir sus mejores galas, a cual más azul, limpio y transparente. Los veleros se dibujaban en el horizonte y un olor intenso inundaba toda la dehesa . Un deleite para los sentidos. Recorrimos tres kilómetros de playa. Las diminutas olas batían con monótona cadencia la playa de textura irregular, donde las zonas de guijarros se alternaban con grandes extensiones de una arena gruesa. Regresamos por un camino entre al mar y la dehesa.Ya sólo escuchábamos el mar, al que adivinábamos al otro lado de las dunas,y el olor a pino, tomillo y romero le daba densidad al aire que respirábamos. Después de hora y media dimos por terminado el paseo. Nos esperaba el camino de regreso a casa.
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Conozco tan bien esa sensación de los paseos a la orilla del mar, el olor de la arena húmeda y de las olas batiendo suaves sobre mis pies, que me parece una pintura del cuadro que cada mañana cuelgo en mi jardín.
ResponderEliminarEs maravilloso volver a casa con el sabor en la cara y en la ropa de unas horas de camino.
Hermoso paseo a la orilla del mar , hermosa y sentimental tu descrición que hace tener en la boca sabor a sal de tu mar; nos trasmites las esencias del tomillo y del romero que tú haces evocar, cierro los ojos y contemplo el cuadro de tus pinos y tu mar.
ResponderEliminarUn abrazo