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viernes, 26 de noviembre de 2010

La entrada que Andrés ha publicado sobre la autoestima y la felicidad me ha traído a la memoria el cuento de León Tolstoi, La camisa del hombre feliz, que leí cuando tenía diez años. Todos buscamos la felicidad; todos decimos que el dinero no da la felicidad; todos sabemos que la felicidad es la ausencia de egoismo; la felicidad es la renuncia a todo lo material supérfluo. Pero hay una fuerza invisible y poderosa que nos empuja en el sentido contrario. Queremos más, cuando conseguimos algo la felicidad dura unos segundos y enseguida anhelamos otra cosa y así entramos en un círculo vicioso, en un pozo sin fondo del que no somos capaces de salir. Sigamos intentándolo.


LA CAMISA DEL HOMBRE FELIZ
Cuando el zar enfermó gravemente, de nada sirvieron todos los remedios que se pusieron a su disposición para que mejorara, por lo que prometió la mitad de sus posesiones a aquel que pudiera devolverle la salud. Y así fue como un trovador le indicó que sanaría si encontraba a un hombre feliz y vestía su camisa. Los emisarios del zar recorrieron todo el mundo buscándolo, pero no encontraron a nadie que estuviera completamente satisfecho y feliz. Sin embargo, cuando al fin lo hallaron, no encontraron el ansiado consuelo: el hombre feliz no tenía camisa.

1 comentario:

  1. Que entrada tan bonita y como ha consegido hacer revivir en mi los recuerdos.
    Yo de todas maneras te diré que no me hace feliz ni la mujer, ni el dinero ni los amigos, soy feliz con,,,,y los amigos. La felicidad está en mí, como s no cantan, bailan y hasta son felices los de las flavelas de Rio
    Me gusta como escribes .
    un abrazo

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