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miércoles, 24 de noviembre de 2010

TORMENTA



Ruge el cielo.
Henchido por la ira de las nubes,
descarga colérico,
con iracunda indignación y enojo,
una lluvia de luces
que iluminan la noche.

Ruge el cielo.
Nubarrones que braman y estremecen
las entrañas del firmamento entero.
Fogonazos que hieren,
y arrancan los gemidos de la noche.

Ruge el cielo.
Y en el fragor de desigual batalla
entre el rayo y el trueno,
el estruendo alcanza
los confines del mismo firmamento.

3 comentarios:

  1. Hermoso poema Enrique,no nos prives de tu buen hacer como poeta,
    ¡Que bien describes ese rugir del cielo,!
    Un abrazo

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  2. La naturaleza es sabia Enrique. Una buena tormenta nos enseña que de vez en cuando es bueno descargar la ira, rugir como un león si estamos enfurecidos, echar chispas. Eso sí, es conveniente alejarse de los demás, para no aturdirles o contagiarles nuestro mal humor.
    Un abrazo.

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  3. Los bramidos de la tormenta salen de tu poema para recordarnos que no hay nada igual a la ira de la naturaleza enfebrecida.
    Hermoso poema.
    Un abrazo Enrique.

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